
Más allá de las reflexiones que pude hacer sobre la región del mundo donde vivo, de Colombia como vecino y de los rasgos comunes entre los países latinoamericanos, hubo un elemento que me impactó desde el momento en que lo pude percibir en la novela: el delirio generacional.
Historias dentro de la novela, que pudieran parecer estar sólo atadas por un vínculo de sangre y separadas por el tiempo, se tejen alrededor de un lazo más fuerte: la locura.
¿Hasta dónde se arrastran las pesadillas generacionales?
¿De dónde provienen?
¿Pueden llegar a resolverse?
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